Reseña “La vida en el monte”

Reseña “La vida en el monte”

Es indudable buscar semejanzas cuando comienzas a leer un libro. Cuando empecé con este, rápidamente me situé en un género que triunfó hace unos años: la literatura autobiográfica, pero dividida por días. Había algunos que se centraban en la ficción, otros convertían su realidad en arte. En esta reseña de La vida en el monte os contaré todo lo que me ha hecho sentir.

Javier Alonso Mier nació en Carreña de Cabrales, situado en Asturias, en el año 1971. Como bien indica en la biografía, «tras abandonar la escuela con apenas catorce años, se incorporó a la explotación familiar». Se hizo cargo del rebaño de cabras y alguna vaca. Posteriormente, tras terminar el servicio militar, viajó a Extremadura, donde se instaló. Eso sí, indica que siempre se ha sentido atraído por la literatura. Todo el tiempo que él ha estado en la naturaleza le inspiró para traernos este libro.

Este es un libro que comienza el 3 de septiembre de 1986 y concluye el 31 de agosto del año siguiente. El último capítulo se escribe en la actualidad, explicando la situación de la ganadería en el norte de España. Y esa es la temática sobre la que versa el texto: la relación que se genera con el campo, con los compañeros, el pueblo, mucha reflexión personal, los animales, la familia de José, el protagonista de la novela, pastor… Pero, indudablemente, lo que más he disfrutado es realizar ese viaje en el tiempo: conocer cómo se vivía en la España de transición en aquellas zonas.

Algo que también disfruto mucho de este tipo de libros es el esquema argumental. Siento que esa forma de dividir un libro por días acerca al lector, pues el autor se olvida de «organizar una historia»; como si la propia vida lo hiciera. Es cierto que nada más cerca de la realidad, pues también conlleva un planteamiento anterior, pero disfruto muchísimo de esa estructura.

Además, el estilo usado por Javier Alonso acompaña perfectamente a su forma de presentar la obra. La sencillez, unida al costumbrismo de usar palabras típicamente de la zona, como «puertu», «soplau» o «jou», es la excusa idónea para infiltrarte como un personaje más de la historia. Leyendo sus historias me sentía uno más. Eso sí: las palabras vienen explicadas al final del texto, en un apartado de «Vocabulario».

A su vez, me gustaría resaltar otras cuestiones, como la verdad que identifico en cada una de sus historias. El autor en el primer capítulo destaca que, «basado en historias reales vividas por mí, por mi familia y vecinos, trato de contar en tiempo presente, y de la manera más fiel posible, la vida de un pastor, José […]». Y sinceridad se vislumbra esa pureza de las historias, donde todo responde a algo que ha ocurrido. No se deja guiar por historias fantasiosas y poco creíbles. La vida en el monte es una ventana a la realidad, a la naturaleza, a la pureza que desprende el monte.

¿Lo recomiendo? Indudablemente. No solo a las personas que se sientan atraídas por el campo, sino a todas aquellas que sientan ganas de nutrirse. Me ha enseñado tanto que ahora mismo voy a prestárselo a mi círculo de amigos. Gracias, Javier Alonso, por publicar este texto.

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