Después de cosechar gran éxito entre la población, de vender miles y miles de ejemplares, el libro de Juan Gómez Jurado, Reina roja, se presenta ante nosotros, los lectores, como el mejor thriller del año. Expectativas altas, recomendaciones en redes sociales y televisión, todo el mundo hablando de él. ¿Qué esconde este libro para tener a todo el mundo obnubilado?
Reina roja nos presenta la investigación de dos secuestros íntimamente relacionados: el hijo de la presidenta de banco más importante europeo y la hija del empresario textil más adinerado del mundo. Los encargados de solucionar este caso es Antonio Scott, una mujer que unos años atrás dejó el cuerpo de policía. Es una mujer diferente, atormentada y tremendamente inteligente. A su lado, un inspector homosexual, Jon Gutiérrez, que ha sido protagonista del último escándalo público; por consiguiente, ha sido suspendido de empleo y sueldo.
Aunque puedan parecer personajes diferentes a los habituales en este género, no os dejéis engañar, pues se siguen utilizando los esquemas del personaje atormentado psicológicamente, devastado por problemas del pasado y, aparentemente, negados a trabajar en el caso. Sí que se introducen aspectos distintivos: como la inteligencia de Antonio o el tono irónico y humorístico de Jon, pero son aspectos mínimos, no llegan a diferenciarse verdaderamente. No obstante, esta característica no es un aspecto negativo, ya que si te adentras en un libro de este tipo ya sabes a lo que te enfrentas; el problema radica si esperas encontrar lo contrario.
Además, habría que destacar que toda la narración se ubica en territorio español, sobre todo en Madrid. Ambos protagonistas corren las calles de la capital e indican qué calles. Es una cualidad importante, pues el público puede entender toda la acción más veraz y sincera.
Juan Gómez Jurado, en esta obra, ha sido sumamente inteligente, pues la forma de organizar los capítulos genera en el lector una sensación cinematográfica que engancha desde la primera página. En muchos momentos, nos creemos en el interior del trascurso narrativo y esto tiene una relación incuestionable con la pluma del autor. El narrador en primera persona es beneficioso, pues sentimos que habla directamente a los lectores. No obstante, esta forma de narrar no es suficiente cuando se quiere mostrar pensamientos y reflexiones de los propios personajes; cambia, entonces, a tercera persona. No creo que nadie, sin embargo, tenga problemas de comprensión, pues no aparecen construcciones excesivamente rebuscadas.
Finalmente, tras la lectura de este libro habría que decir que reúne todos los aspectos llamativos de este género: un estilo rápido —por no decir «frenético»—, un argumento interesante, personajes carismáticos (con sus luces y sombras) y una calidad literaria aceptable. No obstante, uno de los aspectos más interesantes de esta novela es la posible alusión o referencia a la realidad social de nuestro país. Entiendo que sin la lectura de esta obra es difícil entender esta última característica, pero todas las personas que la hayan leído lo entenderán. Hace reflexionar y saber hasta qué punto las razones del secuestro pueden considerarse positivas.
Es una obra interesante y entretenida, que absorbe todos los aspectos positivos del thriller, pero que puede llegar a defraudar a aquellas personas que buscaban algo distintivo, algo que la convierta en «la mejor novela del año».
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