Reseña “Profundidad de campo”

Reseña “Profundidad de campo”

Leer es viajar, indiscutiblemente. Y más cuando encuentras libros tan interesantes como este. En los primeros capítulos, seguramente, puedes entender que será una novela sencilla, un misterio que se resolverá sin mucha complicación. No obstante, cuando los capítulos van aumentando, aprecias que el autor sabe muy bien qué mostrar y cuándo hacerlo. Por eso mismo, os traigo la reseña de Profundidad de campo; un libro que debería estar, por supuesto, entre los mejores libros de misterio.

Juan Manuel Querejeta es un hombre que toda su vida ha leído. No había distinciones en sus lecturas, todo lo que caía en sus manos lo devoraba. Este hecho le ha llevado a escribir diferentes obras, entre las que encontramos relatos, novelas, teatro, etc. En 2014 publicó la obra Mauleen. Disfruto mucho leyendo y escribiendo novela negra. Destaca a muchos autores extranjeros, pero también quiere destacar «el producto nacional de Vázquez Montalván, Juan Madrid o Andreu Martín…

Profundidad de campo cuenta la historia de un cincuentón, casi sesentón, el cual tiene una vida bastante solitaria. Se dedica a la fotografía de sucesos por las noches en Madrid. Una de esas noches, encuentra el cadáver de una adolescente asesinada. Lo vende por diferentes revistas y oficinas, pero nadie lo acepta. En ese preciso momento, todo se complica y empieza a verse implicados en sucesos que, aparentemente, atentan contra su vida y sobre las personas que tiene alrededor.

Siempre me gusta indicar que adoro este género, he leído muchísimo y es extraño ya que una novela me sorpresa. Sin embargo, en este caso, me ha gustado mucho más el desarrollo que la introducción. El autor sabe muy bien cómo introducir al lector dentro de la trama, llamando la atención con pequeñas cuestiones que, con el paso de las páginas, se hacen mayores.

Hay infinidad de cuestiones que me gustaría destacar de este libro. En primer lugar, la construcción de la trama, la cual está íntimamente ligada con el desarrollo de los personajes. En muchas obras, ambos caminos están separados, pero en este caso no; hay un trascurso correcto, ligado y coherente. Nuestro personaje principal es una persona normal y corriente, nada de héroes alejados de la cotidianidad. Esto seguramente llame la atención más al lector, pues se puede sentir identificado.

Además, quiero destacar que el libro se lee rápido y mientras vas descubriendo la historia, mucho más. Los últimos capítulos son un suspiro, una experiencia muy gratificante. En sus algo más de 160 páginas, hay bastante diálogo. No creáis que estáis ante un texto tedioso o extremadamente reflexivo. Aquí os divertiréis y, si estáis buscando un libro de este género, le daría una oportunidad. Seguro que pasáis una buena tarde con esta obra.

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