En este post trataré de realizar una reseña de Las raíces de Goya, aunque realmente se va a convertir en una misión bastante complicada, pues el libro tiene bastante complejidad. Intentaré comentar la obra desde una postura tanto subjetivo, como objetiva, para que los lectores potenciales puedan tener una visión completa de esta obra.
En primer lugar, cuando leemos la sinopsis de la obra entendemos que Las raíces de Goya tratará sobre «las vivencias de Goya en Aragón, de las que nacieron las raíces que dieron vida a su alma e inteligencia». Yo, bastante ilusionado, me introduje en la obra con la intención de conocer más a fondo la vida y obra del famoso pintor. Para mí sorpresa, no fue eso lo que encontré.
Nada más leer la introducción y el primer capítulo (hasta la página 19) el lector puede apreciar cuál es el verdadero carácter de esta obra: sí que trata sobre Goya, pero más que en su persona, en todo lo que le rodeaba.
Encontramos bastante Historia de España y mucha Geografía. Y sí es cierto que para definir las obras de él es necesario que el autor, J. Carlos Arroyos, nos explique y nos ejemplifica todos los lugares donde se basa, pero en muchos momentos me he sentido bastante perdido, partiendo del propósito que se describe en la contraportada.
No siento que sea un libro malo, ni mucho menos; lo único que siento que podría ser una perfecto introducción para un libro donde se describiese con mayor ahínco la figura de Goya (sin entrar en otras cuestiones). A mí —y hablo ahora como lector—, me interesa saber por los amores de Goya, por la juventud, por sus relaciones con la realeza, qué se escribió sobre él y qué legado dejó cuándo murió.
Además, me gustaría indicar que es indudable que de este libro he aprendido mucho, pero también hay muchísima información repetida. Es importante, por supuesto, pero cuando se repite en muchos capítulos deja de importar para molestar.
No obstante, obviando todas estas cuestiones, creo que Las raíces de Goya es un buen acercamiento al entorno de Goya y animo desde aquí a su escritor, J. Carlos Arroyos, a que explote este interés supremo por la figura del gran pintor español.
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