Juan Calvo ha escrito un libro confuso, algo complicado de estudiar, pero muy reconfortante en su lectura. En este artículo os traigo la reseña de Gigantes miniaturas, un recopilatorio de pequeños textos donde el autor analiza diferentes temas existenciales. En su sinopsis, Víctor Arpa lo define como: «[…] recopilación de temas variados como los habitares del yo, la sobra del otro, los desdoblamientos, los sueños de la vigilia, extravagancias vanguardistas, juegos y trampantojo literarios […]». Y yo no podría hacer una descripción más acertada.
Gigantes miniaturas, compuesto por algo menos de cien páginas, nos presenta unos textos breves que rozan el lenguaje poético. Todos tienen una gran musicalidad textual, su lectura es placentera, pero se genera en la mente del lector una gran pregunta: ¿qué me quiere decir? Es importante resaltar que estos textos no constituyen una historia cerrada: con principio y final. Son reflexiones sobre temas variados, sobre cuestiones que importan al autor. Sí es cierto que con la descripción de la sinopsis estos temas se ven como algo metafórico, como muy alejados de la realidad, pero no es así.
Esta obra tiene muchos aspectos positivos: su ligereza, su pluma sencilla y directa y, sobre todo, su sabiduría. A mí, en lo personal, me ha interesado descubrir qué pasa por la mente del autor. Además, me gustaría decir que no creo que haya otra forma de conocer más a un autor que con este tipo de textos: inconexos, desordenados, llenos de pensamientos importantes en su existencia. No sé, seguramente no sea un libro perfecto para todo el mundo. Es más, seguramente genere muchos detractores, pues no es perfecto ni en su forma ni en su contenido, pero ¿qué más da? A mí me ha aportado un grato tiempo de entretenimiento. Y, lo más importante, me ha hecho reflexionar sobre las clases de escritores y de literatura que hay en este mundo.
Finalmente, me gustaría recomendar el relato (o breve texto) titulado «Chicle». Trata sobre una persona que una persona a la que se le pega el zapato a un chicle mientras subía las escaleras del metro. No son más de 12 líneas, pero deja un poso de sabiduría y reflexión que me hace maravillarme. Con esta simple historia ha pasado por mi cabeza: la empatía de los demás, la sociedad en la que vivimos, la obligación de cambiar aunque no quieras… No sé, me gustaría que le dieseis una oportunidad. Gran trabajo, Juan Calvo.
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