Hace unos meses escuché que hay que ser observadores de la raza humana. En muchas ocasiones vivimos sin pensar en las personas que nos rodean, aceptando nuestra vida como viene. Leer este tipo de libros ayuda a conocer el mundo en el que nos encontramos y poder empatizar más con el resto. Por eso mismo, en esta reseña de No e vida quiero mostrar todo lo que he aprendido.
Noemí Martínez Mateos nació en Valencia en 1975. Ha dedicado mucho tiempo de su vida a estudiar e impartir clases de Ingeniería de Ciencia de los Materiales en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Valencia y de Sevilla. Todos estos conocimientos los expuso en «diversos congresos tanto nacionales como internacionales, colaborando con revistas específicas». Ahora ha decidido introducirse en el mundo de la literatura con la clara intención de mostrar una realidad: un trastorno de la conducta alimenticia durante treinta y tres años.
No e vida cuenta la historia real de la autora —nos encontramos ante una biografía novelada, con las modificaciones pertinentes para preservar la identidad de los personajes—. Comienza en su más tierna infancia y nos va contando el desarrollo de sus años de vida. Muestra cómo la enfermedad cada vez va cogiendo más importancia, qué tenía en la cabeza cuando vomitaba y aquellos días en los que no comía nada —o todo lo contrario, aquellos donde solo comía—. Nunca había leído un libro con estas características y disfruto, de verdad, leyendo obras de personas autopublicadas por esta misma razón: no hay ningún tipo de límite y la realidad siempre es más potente que la ficción.

El libro está dividido en veinticinco capítulos, algo más de trescientas páginas, donde su narración está acompañada de ilustraciones. El tamaño de letra es amplio, se lee con facilidad, pero lo realmente costoso es la historia que se narra. Hay que estar preparado mentalmente para empatizar con Noemí y con los personajes que la rodean: su pareja, su familia, etc. Fuera prejuicios, adiós a las ideas preconcebidas. Las personas que lean No e vida tienen que estar preparadas para descubrir una enfermedad que modifica tus pensamientos.
Hay un momento que quiero destacar. El pensamiento de tener la enfermedad no es constante, pero sí el de tener un problema con la comida. Esta puede contigo, modifica tus movimientos. Incluso estando en esa vorágine, la autora nos cuenta en la página 139: «Fuera de Valencia nadie sabía de mi TCA. Era muy delgadita, pero no tanto como para llamar la atención de mis colegas…». No es únicamente el problema personal que puedas tener, sino que la opinión de los temas se presenta como principal en tu vida.
La narración está plagada de situaciones donde vislumbramos el grave problema que tiene la sociedad. Ya no es simplemente lo que la autora estaba sufriendo —que indiscutiblemente se muestra como un rayo de esperanza—, sino que con este tipo de libros las personas como yo pueden aprender lo que están pasando. Gracias, Noemí, has hecho un trabajo estupendo y deseo, de corazón, que muchas personas te lean. Así evolucionaremos como sociedad.
Me encanta, duro como la vida misma , visibilidad y saber comprender las duras guerras por la que a veces pasamos .
Os animo a leerlo pq se aprende mucho de no e vida .. Gracias por dejarnos conocer tu interior, ánimo a todos/as.