Reseña de “Vértigo”

Reseña de “Vértigo”

Cuando me enfrento a un poemario, siempre me surge la idea de que, seguramente, sea una obra vacía, con versos rápidos y sencillos. Se podría decir que detesto los poemarios que no tienen contenido, que su «poesía» se basa en plasmar pensamientos fugaces. Sin embargo, en este caso, es todo diferente. En esta reseña de Vértigo os contaré cómo me ha sorprendido.

J. P. Canalias nació en 1973 en La Garrotxa. En un primer momento se dedicó a sus estudios, Ingeniería, pero pasado el tiempo a la enseñanza en ciclos formativos. Actualmente, es docente en Barcelona. Desde los catorce años siente interés por la poesía, apegada a artista de la escena rock de los 70: Patti Smith o Jim Morrison. Fue descubriendo lo que la poesía le podía ofrecer con poetas de la talla de Arthur Rimbaud, Willian Blake o la literatura de la Beat Generation. Este no es su primer poemario, pues tiene otros muchos inéditos. Y también se atrevió con la novela: Sombras del Raval.

Vértigo lo comenzó a escribir en 2014 y lo define como «más que un viaje es un trabajo de extracción de todos esos sueños, que poco a poco se han convertido en pesadillas, frustraciones y miedos encastrados». Justamente este sentimiento, esta actitud hacia el folio en blanco, es lo que hace emocionarse. Se podría decir que la franqueza es lo que engancha, pero me atrevería a decir más. La sinceridad que engloban todos sus versos es lo que me ha mantenido prendado. Hay cierto sentimiento de apertura interior, que eso, precisamente eso, es lo que me ha ilusionado.

Estamos ante un poemario breve, no llega a las cincuenta páginas. Encontramos veinte obras con la introducción incluida. Los textos no tienen una progresión, ni en forma ni en contenido. Son muy visibles sus referencias, pues en algunas obras los usa como interlocutor. En «poema» de la página 11, «Lamento», usa a Whitman, a Patti Smith o a Allen Ginsberg. Este factor, para mí, es imprescindible, pues no solo habla de la calidad del escrito, sino de la formación del poeta. Eso sí, no es imprescindible adentrarse en el poemario conociendo a esas figuras.

Tiene otros escritos, como el de la página 25, «Y, aun así, pájaro antes que árbol», que habla sobre esa sensación de libertad frente al abandono de uno mismo. He disfrutado mucho de estos poemas, pero sí siento que tendría que echarles otra ojeada para sacarles todo el juego. Hay versos que tienen un significado para mí, pero estoy convencido de que para el autor es otro totalmente diferente. Os pongo un ejemplo: «Mi ilusión muere en cada arco íris». Puedo entenderlo como la quemazón que surge cuando hay algo nuevo, un objetivo por cumplir, cuando hay otros anteriores que no los has logrado. Pero quién sabe: ahí radica el valor de la poesía.

El autor usa recursos que desvían la imaginación, que componen un imaginario lleno de sombras y alguna luz. ¿Lo recomiendo? Por supuesto. ¿Por qué? Porque los poemarios con una voz propia son difíciles de encontrar y aquí tenemos uno. ¡Enhorabuena, Canalias, es una obra magnífica!

Deja un comentario