Las novelas históricas pocas veces aparecen en mis estanterías, tampoco lo hacen los libros fantásticos. Sin embargo, cuando me enfrento a una de estas novelas, hay algo que me atrapa. De primeras siempre siento rechazo, pero cuando me adentro en sus páginas siento un sentimiento adictivo. Por eso mismo, en esta reseña de Águila blanca os quiero contar qué me ha parecido.
Álvaro Ruiz Doblado nació en Sevilla en 1973. Es ingeniero de telecomunicaciones y se dedica a la tecnología médica, pero a su vez reparte su tiempo en profesiones artísticas, como escritor o músico. En su biografía indica que, a pesar de haber sufrido profesores de Literatura nada agradables, siempre se ha sentido atraído por las letras. Ha publicado su primera novela, Nemo, en 2020 con Torres Editores. Además, escribe poesía y ha participado en algunos premios. Ahora nos presenta Águila blanca, una novela histórica con tintes fantásticos.
Nos encontramos en septiembre de 1938. A nivel político, las grandes potencias no se ponen de acuerdo. Como indica en su sinopsis: «No se firman los acuerdos de Múnich, y Alemania invade Checoslovaquia. Francia y Gran Bretaña le declaran la guerra a Hitler y se disuelve el Comité de No Intervención». Ante este contexto, conocemos a Tomás, un joven que se alista y es enviado a la Unión Soviética. Viviremos con él sus aventuras, el proceso de aprendizaje, la relación que tiene con personajes famosos como George Orwell y su rutina junto a Clara, la única mujer de su promoción.
Sinceramente, cuando comencé a leerlo pensaba que el terreno bélico iba a ocupar mucho más terreno literario. Pero Tomás, el protagonista, acapara gran parte. Conocerlo ha sido una grata sorpresa, pues sus reflexiones y pensamientos me han hecho pensar bastante. Siento que el gran trabajo de esta obra son los personajes, pues están tan bien desarrollados que se confunden con personas reales.
En la página 159 conocemos a George Orwell, un personaje que está perfectamente desarrollado. Me gusta qué piensa nuestro personaje de él: «Solo nos hicieron falta unos minutos escuchándole hablar para darnos cuenta de que se trataba de una persona muy vehemente cuando expresaba sus opiniones, que, por otra parte, solían ser muy pesimistas». Siento que la aparición de estos personajes dota a la novela de gran dinamismo. También conocemos a Frank Capa o a Aleksander Pokryshkin. Entiendo que estos encuentros son pura ficción, pero me gusta pensar que pudieron suceder en algún momento.
Además, me gustaría destacar el estilo del autor. No siento que sea un estilo sencillo, tampoco rebuscando, pero sí que es conciso y directo. No se anda con florituras, explica directamente lo que es necesario. Cuando la escena necesita reflexión, él lo sabe. Cuando hay que acelerar el ritmo, también lo hace. Leyendo el libro he identificado diferentes cuestiones que identifican al autor como un gran profesional. Por eso mismo, lo recomiendo; siento que es una gran obra y que necesita ser reconocida. Si estás buscando un libro de estas características, ¡no lo dudes!