Reseña “La duda”

Reseña “La duda”

Hay novelas que son difícilmente clasificables. Partiendo de la base de que los límites de los géneros son muy difusos, nos encontramos ante una obra que pone en juego estas cuestiones. En esta reseña de La duda os contaré qué os podéis encontrar en estas páginas.

Emilio Moya, nacido en 1973, inició sus estudios en la Universidad Laboral de Málaga a los catorce años, pero regresó a Granada para realizar los estudios universitarios y obtener el título en Ciencias Físicas. Vive en Maracena, Granada, junto a su mujer y sus dos hijos. Durante más de veinte años se ha dedicado a su profesión, la educación (profesor de Física y Química y Matemáticas), pero ahora ha decidido dar el salto a la literatura con esta obra. En su biografía nos escribe una frase maravillosa: «Ahora que me apetece y puedo». Qué importante es tener tiempo para nuestras pasiones… La vida se nos pasa y no nos dedicamos ni cinco minutos a nosotros mismos. No me enrollo más, vamos con la reseña de La duda.

La obra es un thriller en apariencia, pero después es mucho más. Lo importante es que, aunque la historia pueda parecer oscura, es todo lo contrario. Conoceremos en primera persona a Lorenzo, el narrador, que decide darle un giro a su vida de 180 grados. Su vida está asentada en un pasado que no le llena, que no le completa, y tras una serie de sucesos decide que es el momento. No obstante, os recomiendo que entréis en la novela sin tener excesiva idea de lo que sucede en su interior, pues os sorprenderá mucho más.

Hay diferentes cuestiones que quiero narrar: en primer lugar, los personajes; posteriormente, la ambientación y las descripciones; para finalizar, la forma de escribir.

Los personajes son, realmente, el punto fuerte de esta novela. El protagonista, el narrador, Lorenzo, es estupendo. Es la persona perfecta para guiar todo lo que sucede, para ser el centro de sus pensamientos, para saber hasta dónde llegar y cuándo parar. El lector termina encariñándose con él, pues llega a conocerlo muchísimo. Además, hay una cuestión muy importante. Cuando los personajes hablan en primera persona, el lector los siente de una manera muy diferente. Se crea un vínculo muy especial y necesario para este tipo de novelas. Por otra parte, Ignacio, el personaje que hace aparición especial en la sinopsis, es maravilloso. Tiene un humor que puede incluso llegar a generar rechazo, pero a mí me ha encantado. Siento que ambos, juntos con los demás, hacen un buen combo y se desarrollan de una manera correcta.

He disfrutado muchísimo la ambientación. Los escenarios son conocidos: andaluces, españoles, y eso en mí crea un sentimiento de cercanía. No es lo mismo leer una obra que sucede en Moscú que en Andalucía. Los autores españoles tenemos que llevar nuestra cultura a lo más alto, valemos más de lo que pensamos. Enlazando con el siguiente punto, el autor tiene una forma de narrar muy compacta. No quiero decir que poco armónica ni ágil, sino que sabe lo que decir en cada momento. Olvídate de párrafos de relleno, ni diálogos que no aporten nada. Todo lo que encuentras tiene su valor.

No me puedo despedir sin darle la enhorabuena al autor, Emilio Moya, has hecho un gran trabajo. Hay diferentes frases que me han encantado y que las he subrayado, pero os dejo con un párrafo que describe muy bien cómo es el libro:

Me había convertido en el protagonista de un thriller muy real y esa distinción no formaba parte de mi vida ni de mi personalidad. Yo no era un héroe, nunca pretendí serlo, solo me introduje en el juego por abandonar una monotonía que me alejaba de la realidad […].

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