Reseña “Cuando fuimos inmortales”

Reseña “Cuando fuimos inmortales”

Es probable que no estemos ante el libro genérico cuando hablamos del estilo policiaco. Y seguramente tampoco estemos ante el estereotipo de libro de misterio, ni dramático, pero sí que tiene una pizca de cada uno de ellos. Si tuviese que introducirlo en alguno de ellos, quizás, me inventaría el género «de personajes». En esta reseña de Cuando fuimos inmortales os contaré qué me ha hecho sentir.

Gabriela Llanos, autora de esta obra, es periodista y escritora. Ha trabajado en diferentes medios como Radio Nacional de España, Radio Exterior, TVE y Cadena Ser, entre otros. Adentrándonos en su plano literario, ha publicado dos libros con anterioridad a este. El primero, Facundo Cabral: crónica de sus últimos días y Viejo Caserón de San Telmo. En esta obra, Cuando fuimos inmortales, podemos adentrarnos a otras de sus pasiones: la música. Como indica en su biografía: «Tiene una estrecha relación con el mundo de la música, desde la radio fórmula, pasando por la programación de conciertos». Indudablemente, una voz que tiene mucho futuro dentro del panorama literario.

Cuando fuimos inmortales nos cuenta la historia de Lola Acosta, hija de la estrella del pop Peter Russ. En los primeros pocos detalles conocemos de ellos. La historia es un constante descubrimiento, pues la hija necesita saber cuáles son sus orígenes, pues fue adoptada. Peter escribe un diario —como si fuese un libro— que vamos leyendo al mismo tiempo que la autora. En él se descubren ciertos detalles de su existencia y de sus raíces. Indudablemente, para que la hija conozca a su madre tiene que pasar por descubrir a su padre, una figura sorprendente e inesperada.

Al principio de la reseña comentaba que para mí este es un libro de personajes. Y precisamente por esto me gustaría explicarme: hay bastantes personajes, todos ellos manejados por la voz narradora que explica y oculta lo que el lector debe conocer. Es muy sencillo que ante estos esquemas argumentales queden cabos sueltos, hilos que no se terminan de cerrar. Y en los libros en los que sí se cierran todos, siempre debo dar la enhorabuena. Gabriela Llanos en esta obra ha mostrado su maestría con la pluma, sabe qué mostrar y qué esconder en cada momento. Además, sabe cómo mover a los personajes para que ninguno de ellos caiga en la cuerda de lo aburrido.

Los libros «de personajes» tienen características comunes: hay poco diálogo, los pensamientos abundan y las preguntas, muchas de ellas para guiar los pensamientos del lector, son incontables. Sé que no es un tipo de libro que agrade a todo el mundo, pero hasta este punto lo he disfrutado. No siento que sus párrafos hayan sido tediosos, tampoco considero que su narración sea repetitiva, todo lo contrario.

Al entrar en Cuando fuimos inmortales también conoceremos un paraíso musical bastante amplio. Son constantes las canciones citadas, al igual que las películas. Nos ubicamos en los años 90 y las referencias a canciones del momento acompañan la narración. Para todos los amantes de la literatura y de la música del momento, han encontrado nuevo libro.

Por último, habría ciertos detalles que no quiero pasar por alto: el libro tiene 330 páginas, una playlist final y está dividido en tres partes. Lo mejor del libro: el desenlace de la trama familiar y personal de Lola, así como los temas tan variados y complicados que la autora se atreve a tratar. Lo peor: el desconocimiento hacia algunas canciones, aspecto no importante para que disfrutase de la obra. ¿Lo recomiendo? Sí, por supuesto. ¡Enhorabuena, Gabriela Llanos, no te quitaremos el ojo!

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